No me gusta el agua son las respuestas que recibimos de amigos y personas cercanas cuando les invitamos a cambiar los refrescos por este líquido vital.
Unos afirman que sabe a cloro, y otros, informan que no les apetece consumir cosas sin sabor. Los más osados comentan que solo consumen bebidas «light» y que al igual o incluso mejor que el agua tiene cero calorías y nutrientes básicos.
En nuestro día a día nos hemos acostumbrado a consumir bebidas y refrescos con alto contenido de azúcar y saborizantes artificiales, llegando a detestar el agua por su característica inodora, incolora e insípida, siendo esta última la principal razón de nuestro aborrecimiento.
Según la Organización mundial de la salud (OMS), el agua es de vital importancia para el cuerpo, en cualquier etapa de la vida. Ayuda a mantener una buena digestión y regular la temperatura corporal.
La ausencia de este líquido en el cuerpo puede causar graves enfermedades y trastornos digestivos como el estreñimiento.
Acorde con expertos en nutrición, una persona debería hidratarse entre 6 a 8 vasos de agua al día, para lucir una piel saludable, elástica y garantizar la correcta movilidad de sus articulaciones.
Sin embargo, esa cantidad podría aumentar dependiendo de la actividad diaria de cada persona. Una persona Fitness por ejemplo, requerirá de más líquido.
Es recomendable visitar a un nutricionista para que nos garantice la cantidad adecuada de ingesta diaria de agua.
¿Cómo mejorar nuestro consumo de agua?
No es fácil la relación con el agua, tomar dos o tres vasos al día resulta ser un castigo.
Una primera etapa es empezar con zumos o jugos. En una siguiente fase es conveniente beber té o agua con cáscaras o piezas de frutas. Finalmente empezarás a odiar el azúcar o aditamentos artificiales y empezarás a amar el agua y los productos sin sabor dulce.